La tecnología Turbo Boost funciona monitorizando el uso y la temperatura de la CPU, y ajustando la frecuencia de los núcleos según la demanda. Cuando la CPU tiene una carga de trabajo baja o moderada, algunos núcleos pueden reducir su frecuencia o entrar en modo de reposo, lo que permite que otros núcleos aumenten su frecuencia por encima de la base, siempre que no se sobrepase el límite térmico o de potencia del procesador. De esta forma, se aprovecha mejor el tiempo de procesamiento y se reduce el tiempo de espera entre instrucciones.